jueves, 17 de enero de 2008

Lo mejor de nuestro tiempo

Hombros pesados, cabezas de hierro,
Forjan con la mirada quieta, estupefacta,
El mañana de los mismos días sin promesas.

Herraduras con clavos de viento y de luz,
Aplastan entre la tierra voces de azúcar y caña,
Dilapidan, mezclando sudor y cemento de arena
Otras cabezas, fantasmas de viento y luz, que sopesan.

Sueños que se desvanecen y se exageran,
Caminos del alma que se estiran o envenenan,
Dos o tres propuestas que desaparecen bajo la tierra.

Y estos son los días afortunados, futuros prometidos,
Que sin amenazas ni tragedias, parodian las existencias
Y los hombros pesados se cargan hasta perder fuerza,

Mientras, las cabezas de hierro, sin aliento ni esfuerzo,
Imponen eso que se llama lo mejor de nuestro tiempo.
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