viernes, 1 de febrero de 2008

Ritualizar el absurdo: Henry Miller y Julio Cortázar

QUISIERA TRAZAR UN VELO
ENTRE VOLUNTAD Y HASTÍO,
ENVENENAR UN ANTÍDOTO
RITUALIZAR EL ABSURDO

Escritores como Henry Miller y Julio Cortázar adoptan esta fórmula para hablar del presente que les toca vivir. El primero hipotetiza un mundo inexistente que le sirve para entrar dentro de unas reglas de juego en las que se vuelca, pero no para existir, sino para experimentar desde otro lado, desde una intersubjetividad plenamente aislada, fuera de todo tiempo.
Julio Cortázar parece más humano en este sentido, es imposible caer desde ese presente en el que se mueven piezas a gusto de cada uno sin tener la sensación de no estar viviendo realmente, para vivir al día no basta sólo con llevarlo todo hasta el extremo de una reflexión que se impone desde arriba, desde afuera, desde lejos, hay que compartir con el otro esas sensaciones, pensamientos, sentimientos, para que uno se sienta realmente que es, que actúa, que vive y que piensa. Si Miller se deja arrastrar en el mundo como un fantasma, Cortázar se pone frenos, aterriza en el mundo, se cae y se levanta, y así sucesivamente.
En Trópico de Capricornio lo sexual salva a H. Miller de un alejamiento feroz del mundo, en Rayuela de J. Cortázar es el mundo del pensamiento el que se ve amenazado por la presión de cada decisión mínimamente vital, es decir, la personalidad frente a las experiencias nuevas que la obligan a mantenerse abierta, incompleta, rota por los costados, la personalidad como una sartén sin mango.
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1 comentario:

fede,p dijo...

linda comparación, lindo ping-pong de acciones y reacciones entre seres indefinibles.

Me gustó.